2 de agosto de 2017

Reseña de "Menéndez, rey de la Patagonia", revista CUHSO, julio 2017

   La Revista chilena de humanidades "Cultura-Hombre-Sociedad" (CUHSO) incluye en su último número una crítica sobre el libro “Menéndez, rey de la Patagonia” escrita por el sociólogo Felipe Quiroga. Para un escritor español es un orgullo que uno de sus libros sea reseñado por una revista con tanto prestigio en el campo de las Ciencias Sociales. El autor centra su exposición en la figura del potentado José Menéndez (1846-1918), que nos ha servido de hilo conductor para narrar la historia de la colonización de la Patagonia y Tierra del Fuego. Un libro en el que pretendemos incidir en “la otra historia”, la que ha estado más en segundo plano, pero que en ningún caso aspira a “mostrar la verdadera historia”, conscientes de las múltiples visiones y enfoques que pueden llevarse a cabo sobre un mismo acontecimiento histórico. Tras más de cinco años de trabajo e investigación, muchas veces sobre el terreno, decidimos dar la obra a la imprenta; en las 58 páginas finales de la bibliografía y notas dejamos constancia de las fuentes empleadas. La reseña se cierra con una invitación que desde aquí hacemos nuestra: “El libro Menéndez, rey de la Patagonia se posiciona para abrir el diálogo y la discusión, y no para mermarla; por consiguiente, el lector queda invitado a hurgar en la historia narrada por Alonso”.
  
"Menéndez, rey de la Patagonia", editorial Losada, Buenos Aires, Argentina

   "El libro Menéndez, rey de la Patagonia se publicó a inicios de 2014 y ya, para el 2016, llevaba tres ediciones, las que no presentan modificaciones tanto en su estructura como en redacción. El texto consta de siete capítulos que tienen como objetivo evidenciar el exterminio de los indígenas que habitaban el extre­mo sur del continente americano, como son los yámanas, selk’nam, kawesqar, aónikenk y haush, esto a partir de tres eventos principales: 1) la expansión te­rritorial generada a través de la concentración de tierras por parte de los estan­cieros instalados tanto en el extremo sur de Chile como también en Argentina; 2) la liquidación casi total de la fuente de alimentos (guanacos) de la población originaria por las expediciones colonizadoras a cargo de los estancieros; y 3) el contagio de enfermedades como la gripe y la sífilis, unido a las condiciones de hacinamiento e insalubridad que padecía aquella población en las barracas de alojamiento que poseían las diversas estancias lanares. Es importante mencionar que en este proceso un actor relevante fue José Menéndez, quien se convirtió en el gran estanciero del sur del continente americano, de manera que el libro hace una revisión de su historia de vida, y de la cual la presente reseña abordará los principales sucesos.


Mujeres y niñas selk'nam hechas prisioneras por la policía argentina, Ushuaia, 1896 (Fernand Lahille)

Menéndez fue un asturiano que se instaló a finales del siglo XIX en Punta Arenas, Chile. A su arribo se incorporó a diversos oficios, para luego independi­zarse y formar sus propias empresas, principalmente en los giros de producción de ganado ovino y de servicios mercantes. Así, llegó acumular un gran capi­tal económico y territorial, como también simbólico y político. En detalle, la concentración de grandes capitales se logró con el monopolio de la producción lanar, unido a la compra de barcos y la incursión en el transporte naviero, le dieron la posibilidad de integrarse en los círculos políticos de poder establecidos en Buenos Aires, Argentina, y en Santiago de Chile. Consecuentemente, tuvo una singular influencia en la toma de decisiones sobre la regularización de los territorios australes, desde el poblamiento a partir de las leyes migratorias que favorecen su presencia en detrimento de los diversos grupos llegados para la ocupación, el metraje de la repartición de tierras y el privilegio de posesión más allá del prescrito por ley, entre otros.
Con el tiempo, dicho panorama fue generando una mayor presión a los re­cursos naturales, lo que condujo a la alteración de la comprensión del espacio que los indígenas tenían de sus territorios. Sobre esta instancia, cabe precisar que se instauró el concepto de propiedad privada, es decir, los territorios fueron delimitados bajo preceptos legales de posesión y reclamo, concretado a través de la implementación de los cercos (alambradas), lo que contribuyó a desestruc­turar los modos de percepción y aprehensión de la realidad, como también de acción que los indígenas poseían y disponían sobre el entorno natural y social. Cabe mencionar que estos fueron integrados a la jurisdicción legal en términos de obligaciones, pero no así de derechos.
José Menéndez (1846-1918), "rey de la Patagonia"
Paulatinamente, Alonso va construyendo la imagen de Menéndez como el principal autor material y simbólico de la precarización y extinción de los indí­genas fueguinos, título que se le otorga tanto durante su vida como después de su deceso, pues la dinámica de explotación fue reproducida por su esposa e hi­jos, toda vez que poseyeron y administraron las diversas estancias repartidas al sur del continente americano. De igual forma, las ansias de trascendencia, tanto de Menéndez como de su familia, se pueden visualizar aun en el presente, pues quedan como legado algunos palacios edificados a su nombre y su participación como artífice del desarrollo y ocupamiento del extremo sur, elementos no me­nores a la hora de construir un plano general del quehacer y pensar de un sujeto tan controversial como José Menéndez y sus cercanos.
En términos generales, la labor realizada por el autor en este libro permite «mostrar la verdadera historia» de los acontecimientos, lo cual puede ser ob­jeto de críticas de diverso orden, entre ellas, por ejemplo: 1) la temática puede herir susceptibilidades ya que fustiga el mito fundacional de los estancieros y otros grupos de poder asentados en el extremo sur del continente americano; lector a solo mantenerse atento a su postura; y 3) el rigor de la fuente escasea en el desarrollo de algunos capítulos, principalmente los primeros, lo que le resta objetividad a la línea argumental expuesta.


El escritor José Luis Alonso Marchante participando en la XVII Feria del Libro de Chiloé, noviembre 2016
Con base en lo anterior, no hay que olvidar que la historia constantemente se está reescribiendo dadas las nuevas corrientes como la microhistoria, la his­toria social, los estudios subalternos y otras líneas epistemológicas que orientan el quehacer de muchos interesados en las ciencias sociales, por ende, se están abriendo y cuestionando los libros de la historia oficial con los que se han fun­dado diversos países de la región, lo que lleva a confrontar los imaginarios que se poseen sobre la construcción de Estado-nación. Así, los diversos integrantes de las ciencias sociales, entre ellos antropólogos, historiadores, sociólogos y eco­nomistas, tienen como fin buscar los límites de la verdad histórica, escarbando constantemente hasta en los pliegues más sutiles y ocultos del sentido común; es decir, sobre los imaginarios y las naturalizaciones que se disponen para realizar ciertas acciones. Todo ello bajo el uso de la razón y no la autoridad, para así lo­grar la rectificación de datos y acercarse objetivamente a los detalles y grandezas de los acontecimientos. Por ello, cabe formularse nuevas interrogantes parciales, pero generando respuestas totales sobre los diversos fenómenos sociales que acontecen día a día.
En definitiva, el libro Menéndez, rey de la Patagonia se posiciona para abrir el diálogo y la discusión, y no para mermarla; por consiguiente, el lector queda invitado a hurgar en la historia narrada por Alonso, y otras que han ocurrido tanto en Chile como en la región".

Sobre el autor de la reseña:
Felipe Quiroga es sociólogo y maestro en Estudios Políticos y Sociales por la Universidad Nacional Autónoma de México. Sus áreas de interés son estudios cualitativos, epistemología y sociología de la cultura.


Portada revista CUHSO, julio 2017, volumen 27/1