19 de marzo de 2015

Chile: la historia oculta del genocidio y del "rey de la Patagonia"


Un tabú histórico es como un secreto de familia: cuando creemos que está enterrado y olvidado reaparece en la superficie, generalmente en el momento en el que menos se lo espera. Como un absceso, crece en la sombra y en silencio hasta que explota.
Los tabús históricos están por todos lados y son raros los países que no los tienen. Pero la gente evita nombrarlos, porque desencadenan pasiones, cólera, insultos. Incluso aunque todos sepamos, inconscientemente, que el día en el que el absceso estalla comienza la curación…
Chile al igual que Argentina no escapa a la regla con respecto a las masacres de los pueblos autóctonos de la Patagonia. Afortunadamente los antropólogos estudian y hablan de estos pueblos que habitaban la Tierra del Fuego, los canales y las grandes llanuras, los Kawésqar, Yámanas, Aónikenk y Selk’nam, y de los que casi no quedan descendientes hoy. Y la memoria colectiva se ha dedicado a su desnudez, sus cuerpos pintados, sus rostros. Pero ha borrado la manera en la que fueron exterminados, del mismo modo que también ha silenciado los nombres de los responsables del genocidio. Genocidio que tuvo lugar, recordémoslo, hace apenas cien años, a la vista y con el conocimiento de los gobernantes de la época. Un exterminio que benefició a un puñado de familias de origen europeo que se apropiaron de millones de hectáreas ignorando la ley y comprando a todo el mundo, incluso a los que redactaban esas leyes...
Para que los tabúes históricos no tengan voz, existe la historia oficial. Pero cuando la historia es purulenta, la memoria colectiva termina por rechazarla. A veces es suficiente una piedra para estropear una máquina bien aceitada. Incluso un siglo más tarde. Lo que llama la atención en la historia presente, es que la piedra en cuestión vino de otro lado…

Cuestionando la historia oficial

José Luis Alonso Marchante es historiador y es español. No es chileno ni argentino. Viene de Gijón, en la región de Asturias, una de las regiones más pobres de la España de finales del siglo XIX. Esta pobreza obligó en aquella época a 350.000 personas a amontonarse en las bodegas de 3ª clase de los barcos de fortuna, para intentar probar suerte en otros lugares, en América sobre todo.

Familia yámana a bordo de "La Romanche", 1882

Este viaje, de Asturias hacia América del Sur, José Luis Alonso Marchante va a hacerlo también, pero en 2007, no como aventurero dispuesto a todo, sino como historiador. Seis años más tarde, al cabo de una minuciosa investigación que le ha llevado a hurgar tanto los archivos nacionales como los salesianos, tanto en Chile como en Argentina (70 páginas del libro ponen al día sus fuentes), publica un libro de historiador, « Menéndez, rey de la Patagonia ».
Sus revelaciones, bien documentadas, provocan una viva emoción en Chile y en Argentina ya que su libro, que formará parte en adelante de los que los estudiantes deberán leer en el colegio, ha permitido cuestionar la historia oficial.

ENTREVISTA

Rue89: el hilo conductor de tu libro es José Menéndez. ¿Cuéntanos cómo fue el « encuentro »?
José Luis Alonso Marchante: la primera vez que viajé a Argentina, en 2007, fui al Centro asturiano de Buenos Aires donde me topé con el busto de José Menéndez. Era asombroso : 350.000 asturianos emigraron hacia América del Sur en el siglo XIX y todo lo que quedada de ellos, aparte de algunos apellidos diseminados por el continente, era este personaje, llegado de Asturias como yo, y apodado ¡« el rey de la Patagonia » ! ¡Esto llamó poderosamente mi atención! ¿Cómo un hombre procedente de una familia de campesinos muy pobre, se había convertido en el hombre más poderoso de la Patagonia a principios del siglo XX? Descubrí también al historiador argentino Osvaldo Bayer, autor de « La Patagonia rebelde », un libro muy importante para cualquiera que se interese en esta región, sobre la masacre de 1.500 obreros por el ejército en 1920 en Santa Cruz. Ahora bien, quien había llamado al ejército para ahogar la rebelión de los obreros de sus explotaciones ovina no era otro que un descendiente de José Menéndez.
Enseguida fue como si tuviera el comienzo de un hilo para entrar en la increíble historia de la colonización de la Patagonia de fines del siglo XIX. Una investigación que se ha extendido por más de 6 años…ya que la he realizado en solitario, durante mis vacaciones.

"Menéndez, rey de la Patagonia", Ed. Catalonia, 2014


Rue89: ¿Cuántos viajes has hecho a América del Sur?
JLAM: cuatro viajes en total. En 2007 fui a Buenos Aires en Argentina; en 2009 a Tierra del Fuego (al lado argentino); en 2011 en la provincia de Magallanes (lado chileno) y en Santa Cruz (en Argentina) y finalmente en 2012 fui a Santiago. En cada ocasión he investigado minuciosamente los archivos: salesianos en Buenos Aires, de Asuntos Exteriores en Santiago… En España, he viajado igualmente a Asturias para entrevistar a la familia Menéndez.

Rue89: ¿Cómo explicas que un personaje con tan poca moral haya podido vulnerar las leyes, hasta convertirse en propietario de millones de hectáreas de la Patagonia chilena y argentina?
JLAM: a finales del siglo XIX Chile y Argentina, que nunca habían mostrado interés por las tierras del extremo sur, proponen a europeos para colonizar esas tierras. La idea era que un gran número de colonos poblaran las tierras australes. Pero los dos gobiernos se ven rápidamente sobrepasados por la ansias de poder de un puñado de hombres, llegados de España, de Letonia, de Inglaterra, de Portugal, de Alemania y de Francia, hombres sin fe ni ley, que van simplemente a apoderarse de esas tierras. Son estas familias (los españoles José Menéndez y José Montes, el letón Mauricio Braun, el portugués José Nogueira, el irlandés Thomas Fenton, los ingleses William Waldron y Stanley Wood, el francés Gaston Blanchard…) las que, por codicia o por avaricia, van a impedir el poblamiento de la Patagonia.

Rue89: Pero las leyes de la época limitaban la posición de una misma persona a 30.000 hectáreas…
JLAM: Menéndez y Braun (que unieron sus familias por medio del matrimonio) lograron, gracias a hombres de paja o sociedades de prestanombres, poseer millones de hectáreas. Las autoridades nacionales se escandalizaban pero cuando « bajaban hasta Punta Arenas », en el extremo sur del país, cambiaban de opinión a los pocos días. El dinero tiene ese poder… Es impresionante ver, analizando sus informes y cartas, cómo se lleva a cabo todo esto. Y Menéndez va incluso más allá puesto que, cuando una ley no le satisface enteramente, « sube a Santiago » (y más tarde a Buenos Aires), donde se entrevista directamente con las más alta autoridades para lograr sus fines. ¡Encontré cartas que muestran cómo lo conseguía! De hecho, cinco familias unidas por lazos económicos o familiares comunes, poseían absolutamente todas las tierras de la Patagonia chilena.

Carta de Alejandro Menéndez-Behety a Moritz Braun, 1908

Rue89: ¿En qué momento la colonización se convirtió en masacre de los pueblos autóctonos?
JLAM: La historia de los Selk’nam de Tierra del Fuego es bastante ilustrativa. Apenas habían tenido contacto con los colonizadores desde la llegada de Magallanes en 1520 (que llamó Tierra del Fuego a este territorio debido a los fuegos que veía aparecer por todos lados y que los Selk’nam usaban para advertir de un peligro). Durante los cuatrocientos años siguientes, su contacto con los europeos fue muy limitado. 

Cazadores selk'nam, fotografía Alberto de Agostini
Sin embargo, es precisamente cuando Menéndez pone un pie en la Tierra del Fuego e instala su empresa ganadera, que comienza el principio de su aniquilación física y cultural. La prueba: el principal cazador de Selk’nam, el escocés Alexander McLennan, que se dejaba fotografiar al lado de los cadáveres de los indígenas, era ni más ni menos que el administrador de José Menéndez. El responsable, durante doce años, de los negocios de Menéndez en Tierra del Fuego. Su hombre de confianza, en suma, a quien le regaló un reloj de oro donde hizo inscribir estas palabras: « a mi fiel colaborador »… McLennan que decía a quien quisiera escuchar que era necesario « exterminar a los Selk’nam » puesto que eran « demasiado rebeldes para ser civilizados ». Se trató de un verdadero genocidio, nunca reconocido como tal.
Sin embargo, un siglo más tarde, la historia deja con un palmo de narices a estos asesinos: Chile ya reconoce que una de sus principales características es su diversidad étnica. Y las jóvenes generaciones de chilenos están cada vez más interesadas en conocer la trágica historia del pueblo Mapuche… y en escuchar a mestizos como el jugador de fútbol Jean Beausejour Coliqueo, hijo de haitiano y mapuche, que hablan con orgullo de su indianidad, contribuyendo a este cambio.

José Menéndez-Behety y Alexander McLennan, comisaría de Río Grande

Rue89: En 1920-21, cuando tuvo lugar el asesinato de 1.500 obreros en Santa Cruz, Argentina, Menéndez había fallecido hacía dos años (muerto en Buenos Aires, aunque enterrado en Punta Arenas…)
JLAM: si, y fue el sistema que puso en pie, el de los jornaleros obreros que trabajaban en condiciones inhumanas, el que provocó la huelga…que será reprimida por el ejército argentino. 1.500 obreros fueron fusilados, la mayor parte empleados de los Menéndez. Fue su familia la que llamó al ejército para esta operación. Y fue esta misma familia la que pasó factura al estado argentino, en concepto de alojamiento y alimentación de los soldados. Para estas gentes no había ganancias pequeñas…
En todo caso, esta represión marcó de tal modo los ánimos que los obreros tendrán que esperar treinta años para conseguir la firma de un convenio de trabajo con los « estancieros » (explotadores de estancias, enormes superficies para la cría de ovejas). Durante treinta años, ningún obrero se atrevió a mirar a los ojos a sus jefes…

Rue89: ¿Qué es lo que más te fascina o te provoca rechazo en este personaje de José Menéndez?
JLAM: En el curso de mi investigación, varias personas me propusieron financiar una biografía de Menéndez siempre que mostrara al personaje bajo una óptica favorable…pero sin embargo, en realidad, José Menéndez no es más que el hilo conductor de mi libro. El personaje en sí no es interesante. Se trata de un hombre poseído por una codicia sin límites que termina mal porque la vida le juega una mala pasada: sus propios hijos le pidieron repartir sus posesiones, cuando todavía estaba en plena posesión de sus cualidades y, una vez obtenido lo que deseaban, simplemente lo apartaron de la dirección de los negocios. Lo peor que le puede pasar a un padre; ¡ser robado y denigrado por sus propios hijos!


Rue89: ¿Porque la memoria colectiva rechaza, hoy, la historia oficial? ¿Porque no ayer?
JLAM: La historia chilena oficial ha sido construida artificialmente por estas poderosas familias con la complicidad no solamente de los historiadores sino también de la iglesia salesiana. Incluso aunque estas grandes familias y los salesianos se hayan enfrentado a menudo: la iglesia poseía miles de ovejas que eran cuidadas por la población autóctona que vivía en su misión, y veía con muy malos ojos el hecho de que Menéndez pudiera masacrar a estos indígenas, bajo el pretexto de que robaban sus ovejas… Sin embargo, este enfrentamiento tocará a su fin en 1912, cuando Giuseppe Fagnano, el padre superior de los salesianos en Punta Arenas, venda la mayor parte de las tierras de la misión salesiana…¡a José Menéndez ! Y a partir de ese instante, como por casualidad, los historiadores salesianos no cesarán de ensalzar a los pioneros como Menéndez…incluso si en sus cartas (que he leído y de las que hay varias en el libro), reconocen no poder hablar de las barbaridades cometidas por estas grandes familias con el único fin de convertirse todavía en más ricas de lo que ya eran, y de las cuales han sido testigos.



Rue89: ¿Cómo explicas el hecho de que un libro tan abiertamente crítico haya sido escrito por un extranjero y no por un chileno, que encima es un historiador originario de la misma región que el llamado « rey de la Patagonia » ?
JLAM: A lo largo de mi investigación me he encontrado excelentes historiadores y periodistas chilenos y argentinos, que cito en el libro, y creo que solamente las gentes que forma parte de un país pueden aportar cambios a ese país. Pero recuerdo que los primeros trabajos sobre la guerra civil en España fueron escritos por hispanistas británicos: su visión no estaba influenciada por la sociedad española, contaban exclusivamente el desarrollo de los hechos…y creo que es un poco lo que a mí me ha pasado. Cuando llegó la primera vez a Chile, conocía la historia pero nunca había estado antes en el país. Y es entonces cuando me encuentro con la historia popular, la de las gentes que me dicen: « es una vergüenza, nuestras calles, nuestras plazas, llevan nombres de personas que simbolizan las masacres y la dictadura. Ya es tiempo de que cambiemos estos nombres ».
Gracias a que Chile se mueve y se cuestiona « la oficialidad » en general, un libro como el mío se convierte en interesante. Si hubiera sido publicado hace diez años, habría llegado demasiado pronto y habría caído en el olvido…

Rue89: ¿Cuáles han sido las reacciones que te han llamado la atención por parte de los lectores de tu libro?
JLAM: El libro lleva ya tres ediciones en Chile y está en todas las librerías del país. Salió en Argentina en diciembre de 2014 y allí también ha sido un éxito. Pero lo que más me ha sorprendido, sobre todo, es que un ex estudiante y hoy diputado de la región de Magallanes, Gabriel Boric, haya propuesto que la calle José Menéndez de Punta Arenas, cambie de nombre y se llame en adelante Francisco Coloane, nombre de un excelente escritor chileno que ha narrado mejor que nadie las matanzas de focas y las condiciones de vida en la Patagonia.
Es la prueba de que la historia popular no solamente quebró el absceso del tabú de la historia oficial, sino que además se habría impuesto.