Un tabú histórico
es como un secreto de familia: cuando creemos que está enterrado y olvidado reaparece
en la superficie, generalmente en el momento en el que menos se lo espera. Como
un absceso, crece en la sombra y en silencio hasta que explota.
Los tabús
históricos están por todos lados y son raros los países que no los tienen. Pero
la gente evita nombrarlos, porque desencadenan pasiones, cólera, insultos.
Incluso aunque todos sepamos, inconscientemente, que el día en el que el absceso
estalla comienza la curación…
Chile al igual que
Argentina no escapa a la regla con respecto a las masacres de los pueblos
autóctonos de la Patagonia. Afortunadamente los antropólogos estudian y hablan de
estos pueblos que habitaban la Tierra del Fuego, los canales y las grandes
llanuras, los Kawésqar, Yámanas, Aónikenk y Selk’nam, y de los que casi no
quedan descendientes hoy. Y la memoria colectiva se ha dedicado a su desnudez,
sus cuerpos pintados, sus rostros. Pero ha borrado la manera en la que fueron
exterminados, del mismo modo que también ha silenciado los nombres de los
responsables del genocidio. Genocidio que tuvo lugar, recordémoslo, hace apenas
cien años, a la vista y con el conocimiento de los gobernantes de la época. Un
exterminio que benefició a un puñado de familias de origen europeo que se
apropiaron de millones de hectáreas ignorando la ley y comprando a todo el
mundo, incluso a los que redactaban esas leyes...
Para que los
tabúes históricos no tengan voz, existe la historia oficial. Pero cuando la
historia es purulenta, la memoria colectiva termina por rechazarla. A veces es
suficiente una piedra para estropear una máquina bien aceitada. Incluso un
siglo más tarde. Lo que llama la atención en la historia presente, es que la
piedra en cuestión vino de otro lado…
Cuestionando la historia oficial
José Luis Alonso
Marchante es historiador y es español. No es chileno ni argentino. Viene de
Gijón, en la región de Asturias, una de las regiones más pobres de la España de
finales del siglo XIX. Esta pobreza obligó en aquella época a 350.000 personas
a amontonarse en las bodegas de 3ª clase de los barcos de fortuna, para
intentar probar suerte en otros lugares, en América sobre todo.
Este viaje, de
Asturias hacia América del Sur, José Luis Alonso Marchante va a hacerlo
también, pero en 2007, no como aventurero dispuesto a todo, sino como
historiador. Seis años más tarde, al cabo de una minuciosa investigación que le
ha llevado a hurgar tanto los archivos nacionales como los salesianos, tanto en
Chile como en Argentina (70 páginas del libro ponen al día sus fuentes),
publica un libro de historiador, « Menéndez, rey de la Patagonia ».
Sus revelaciones,
bien documentadas, provocan una viva emoción en Chile y en Argentina ya que su
libro, que formará parte en adelante de los que los estudiantes deberán leer en
el colegio, ha permitido cuestionar la historia oficial.
ENTREVISTA
Rue89: el hilo conductor de tu libro es José Menéndez.
¿Cuéntanos cómo fue el « encuentro »?
José Luis Alonso
Marchante: la primera vez que viajé a Argentina, en 2007, fui al Centro
asturiano de Buenos Aires donde me topé con el busto de José Menéndez. Era
asombroso : 350.000 asturianos emigraron hacia América del Sur en el siglo
XIX y todo lo que quedada de ellos, aparte de algunos apellidos diseminados por
el continente, era este personaje, llegado de Asturias como yo, y apodado ¡« el
rey de la Patagonia » ! ¡Esto llamó poderosamente mi atención! ¿Cómo
un hombre procedente de una familia de campesinos muy pobre, se había
convertido en el hombre más poderoso de la Patagonia a principios del siglo XX?
Descubrí también al historiador argentino Osvaldo Bayer, autor de « La
Patagonia rebelde », un libro muy importante para cualquiera que se
interese en esta región, sobre la masacre de 1.500 obreros por el ejército en
1920 en Santa Cruz. Ahora bien, quien había llamado al ejército para ahogar la
rebelión de los obreros de sus explotaciones ovina no era otro que un
descendiente de José Menéndez.
Enseguida fue como
si tuviera el comienzo de un hilo para entrar en la increíble historia de la
colonización de la Patagonia de fines del siglo XIX. Una investigación que se
ha extendido por más de 6 años…ya que la he realizado en solitario, durante mis
vacaciones.
"Menéndez, rey de la Patagonia", Ed. Catalonia, 2014 |
Rue89: ¿Cuántos viajes has hecho a América del Sur?
JLAM: cuatro
viajes en total. En 2007 fui a Buenos Aires en Argentina; en 2009 a Tierra del
Fuego (al lado argentino); en 2011 en la provincia de Magallanes (lado chileno)
y en Santa Cruz (en Argentina) y finalmente en 2012 fui a Santiago. En cada
ocasión he investigado minuciosamente los archivos: salesianos en Buenos Aires,
de Asuntos Exteriores en Santiago… En España, he viajado igualmente a Asturias
para entrevistar a la familia Menéndez.
Rue89: ¿Cómo explicas que un personaje con tan poca moral
haya podido vulnerar las leyes, hasta convertirse en propietario de millones de
hectáreas de la Patagonia chilena y argentina?
JLAM: a finales
del siglo XIX Chile y Argentina, que nunca habían mostrado interés por las
tierras del extremo sur, proponen a europeos para colonizar esas tierras. La
idea era que un gran número de colonos poblaran las tierras australes. Pero los
dos gobiernos se ven rápidamente sobrepasados por la ansias de poder de un
puñado de hombres, llegados de España, de Letonia, de Inglaterra, de Portugal,
de Alemania y de Francia, hombres sin fe ni ley, que van simplemente a
apoderarse de esas tierras. Son estas familias (los españoles José Menéndez y
José Montes, el letón Mauricio Braun, el portugués José Nogueira, el irlandés
Thomas Fenton, los ingleses William Waldron y Stanley Wood, el francés Gaston
Blanchard…) las que, por codicia o por avaricia, van a impedir el poblamiento
de la Patagonia.
Rue89: Pero las leyes de la época limitaban la posición
de una misma persona a 30.000 hectáreas…
JLAM: Menéndez y
Braun (que unieron sus familias por medio del matrimonio) lograron, gracias a
hombres de paja o sociedades de prestanombres, poseer millones de hectáreas.
Las autoridades nacionales se escandalizaban pero cuando « bajaban hasta
Punta Arenas », en el extremo sur del país, cambiaban de opinión a los
pocos días. El dinero tiene ese poder… Es impresionante ver, analizando sus
informes y cartas, cómo se lleva a cabo todo esto. Y Menéndez va incluso más
allá puesto que, cuando una ley no le satisface enteramente, « sube a
Santiago » (y más tarde a Buenos Aires), donde se entrevista directamente
con las más alta autoridades para lograr sus fines. ¡Encontré cartas que
muestran cómo lo conseguía! De hecho, cinco familias unidas por lazos
económicos o familiares comunes, poseían absolutamente todas las tierras de la
Patagonia chilena.
Carta de Alejandro Menéndez-Behety a Moritz Braun, 1908 |
Rue89: ¿En qué momento la colonización se convirtió en
masacre de los pueblos autóctonos?
JLAM: La historia
de los Selk’nam de Tierra del Fuego es bastante ilustrativa. Apenas habían
tenido contacto con los colonizadores desde la llegada de Magallanes en 1520
(que llamó Tierra del Fuego a este territorio debido a los fuegos que veía
aparecer por todos lados y que los Selk’nam usaban para advertir de un peligro).
Durante los cuatrocientos años siguientes, su contacto con los europeos fue muy
limitado.
Cazadores selk'nam, fotografía Alberto de Agostini |
Sin embargo, es precisamente cuando Menéndez pone un pie en la Tierra
del Fuego e instala su empresa ganadera, que comienza el principio de su
aniquilación física y cultural. La prueba: el principal cazador de Selk’nam, el
escocés Alexander McLennan, que se dejaba fotografiar al lado de los cadáveres
de los indígenas, era ni más ni menos que el administrador de José Menéndez. El
responsable, durante doce años, de los negocios de Menéndez en Tierra del
Fuego. Su hombre de confianza, en suma, a quien le regaló un reloj de oro donde
hizo inscribir estas palabras: « a mi fiel colaborador »… McLennan
que decía a quien quisiera escuchar que era necesario « exterminar a los
Selk’nam » puesto que eran « demasiado rebeldes para ser
civilizados ». Se trató de un verdadero genocidio, nunca reconocido como
tal.
Sin embargo, un
siglo más tarde, la historia deja con un palmo de narices a estos asesinos:
Chile ya reconoce que una de sus principales características es su diversidad
étnica. Y las jóvenes generaciones de chilenos están cada vez más interesadas
en conocer la trágica historia del pueblo Mapuche… y en escuchar a mestizos
como el jugador de fútbol Jean Beausejour Coliqueo, hijo de haitiano y mapuche,
que hablan con orgullo de su indianidad, contribuyendo a este cambio.
José Menéndez-Behety y Alexander McLennan, comisaría de Río Grande |
JLAM: si, y fue el
sistema que puso en pie, el de los jornaleros obreros que trabajaban en
condiciones inhumanas, el que provocó la huelga…que será reprimida por el
ejército argentino. 1.500 obreros fueron fusilados, la mayor parte empleados de
los Menéndez. Fue su familia la que llamó al ejército para esta operación. Y
fue esta misma familia la que pasó factura al estado argentino, en concepto de
alojamiento y alimentación de los soldados. Para estas gentes no había ganancias
pequeñas…
En todo caso, esta
represión marcó de tal modo los ánimos que los obreros tendrán que esperar
treinta años para conseguir la firma de un convenio de trabajo con los
« estancieros » (explotadores de estancias, enormes superficies para
la cría de ovejas). Durante treinta años, ningún obrero se atrevió a mirar a
los ojos a sus jefes…
Rue89: ¿Qué es lo que más te fascina o te provoca rechazo
en este personaje de José Menéndez?
JLAM: En el curso
de mi investigación, varias personas me propusieron financiar una biografía de
Menéndez siempre que mostrara al personaje bajo una óptica favorable…pero sin
embargo, en realidad, José Menéndez no es más que el hilo conductor de mi
libro. El personaje en sí no es interesante. Se trata de un hombre poseído por
una codicia sin límites que termina mal porque la vida le juega una mala pasada:
sus propios hijos le pidieron repartir sus posesiones, cuando todavía estaba en
plena posesión de sus cualidades y, una vez obtenido lo que deseaban,
simplemente lo apartaron de la dirección de los negocios. Lo peor que le puede
pasar a un padre; ¡ser robado y denigrado por sus propios hijos!
Rue89: ¿Porque la memoria colectiva rechaza, hoy, la
historia oficial? ¿Porque no ayer?
JLAM: La historia
chilena oficial ha sido construida artificialmente por estas poderosas familias
con la complicidad no solamente de los historiadores sino también de la iglesia
salesiana. Incluso aunque estas grandes familias y los salesianos se hayan
enfrentado a menudo: la iglesia poseía miles de ovejas que eran cuidadas por la
población autóctona que vivía en su misión, y veía con muy malos ojos el hecho
de que Menéndez pudiera masacrar a estos indígenas, bajo el pretexto de que
robaban sus ovejas… Sin embargo, este enfrentamiento tocará a su fin en 1912,
cuando Giuseppe Fagnano, el padre superior de los salesianos en Punta Arenas,
venda la mayor parte de las tierras de la misión salesiana…¡a José
Menéndez ! Y a partir de ese instante, como por casualidad, los
historiadores salesianos no cesarán de ensalzar a los pioneros como
Menéndez…incluso si en sus cartas (que he leído y de las que hay varias en el
libro), reconocen no poder hablar de las barbaridades cometidas por estas
grandes familias con el único fin de convertirse todavía en más ricas de lo que
ya eran, y de las cuales han sido testigos.
Rue89: ¿Cómo explicas el hecho de que un libro tan
abiertamente crítico haya sido escrito por un extranjero y no por un chileno,
que encima es un historiador originario de la misma región que el llamado
« rey de la Patagonia » ?
JLAM: A lo largo
de mi investigación me he encontrado excelentes historiadores y periodistas
chilenos y argentinos, que cito en el libro, y creo que solamente las gentes
que forma parte de un país pueden aportar cambios a ese país. Pero recuerdo que
los primeros trabajos sobre la guerra civil en España fueron escritos por
hispanistas británicos: su visión no estaba influenciada por la sociedad
española, contaban exclusivamente el desarrollo de los hechos…y creo que es un
poco lo que a mí me ha pasado. Cuando llegó la primera vez a Chile, conocía la
historia pero nunca había estado antes en el país. Y es entonces cuando me
encuentro con la historia popular, la de las gentes que me dicen: « es una
vergüenza, nuestras calles, nuestras plazas, llevan nombres de personas que
simbolizan las masacres y la dictadura. Ya es tiempo de que cambiemos estos
nombres ».
Gracias a que
Chile se mueve y se cuestiona « la oficialidad » en general, un libro
como el mío se convierte en interesante. Si hubiera sido publicado hace diez
años, habría llegado demasiado pronto y habría caído en el olvido…
Rue89: ¿Cuáles han sido las reacciones que te han llamado
la atención por parte de los lectores de tu libro?
JLAM: El libro lleva
ya tres ediciones en Chile y está en todas las librerías del país. Salió en
Argentina en diciembre de 2014 y allí también ha sido un éxito. Pero lo que más
me ha sorprendido, sobre todo, es que un ex estudiante y hoy diputado de la
región de Magallanes, Gabriel Boric, haya propuesto que la calle José Menéndez
de Punta Arenas, cambie de nombre y se llame en adelante Francisco Coloane,
nombre de un excelente escritor chileno que ha narrado mejor que nadie las
matanzas de focas y las condiciones de vida en la Patagonia.
Es la prueba de
que la historia popular no solamente quebró el absceso del tabú de la historia
oficial, sino que además se habría impuesto.