18 de octubre de 2014

La expedición francesa a Tierra del Fuego (1890-1891)

En mayo de 1890 llegaban a Punta Arenas Henri Rousson y Polydore Willems con el encargo del ministro de instrucción pública de Francia de llevar a cabo un viaje exploratorio por la Tierra del Fuego. Unos años antes, en 1882, la expedición francesa de "La Romanche", dirigida por Louis-Ferdinand Martial, había realizado interesantes estudios en las islas del canal Beagle y el cabo de Hornos, pero sin aventurarse hacia el interior de la isla.

Para esa época, los selk'nam conservaban todavía la propiedad de la mayor parte de su territorio ya que faltaban unos años para que se instalaran las grandes estancias ganaderas (las de la Sociedad Exploradora en el lado chileno y las de Menéndez y Braun en la parte argentina). Solamente existía en el norte la estancia "Gente Grande" de la Wehrhahn & Cía de Rudolf Stubenrauch, donde los indígenas pronto iban a conocer la brutalidad de los ganaderos. Una de las primeras fotografías de los franceses pertenece a tres niños y una mujer selk'nam, capturados en Tierra del Fuego y trasladados a Punta Arenas. Falta el hombre que probablemente murió aferrado a su arco, tratando inútilmente de defender a su familia.



El entonces gobernador de Magallanes, el general Samuel Valdivieso, puso a disposición de los franceses todos los medios con los que contaba la gobernación, incluyendo guías locales y un vapor, el Toro, para su viaje. Punta Arenas era entonces una ciudad de dos mil habitantes, que Willems describió así:

"la ciudad posee un muelle de embarque de 250 metros de largo en cuyo extremo hay un faro; tiene además una casa del gobernador, una escuela, un cuartel con algunos cañones, dos iglesias, cerca de 800 casas de madera y próximamente será provista de un hospital. Dos o tres veces al año, la ciudad es visitada por los patagones que vienen a intercambiar sus productos de la caza, consistentes sobre todo en pieles de guanaco y en plumas de avestruz, a cambio de harina, tabaco, alcohol y cerillas".

Punta Arenas en 1890


Antes de viajar a Tierra del Fuego, los franceses estuvieron en contacto con algunos grupos de aonikenk que visitaban Punta Arenas para sus trueques e intercambios y, sobre todo, pudieron visitar la isla Dawson, donde desde hacía dos años los salesianos habían instalado una misión. En Dawson tomaron medidas antropométricas de los kawésqar confinados allí, con la finalidad de comparar después a estos indígenas con los selk'nam. En la foto podemos ver a una familia que, en lugar de las pieles de animales a las que estaban acostumbrados, se cubren con las mantas que les proporcionaban los misioneros y que eran vehículos de transmisión de contagiosas enfermedades. A la mujer le han rapado el cabello.

Kawésqar en isla Dawson

El 20 de julio de 1890 los componentes de la expedición francesa llegaban a Porvenir, que para aquella época no era otra cosa que un puñado de casuchas frente a la bahía que servían para aprovisionar a los mineros atraídos por la "fiebre del oro" y que buscaban el preciado mineral en los arroyos vecinos. Dirigiéndose hacia el norte, hacia Bahía Felipe y Gente Grande, los expedicionarios pudieron pronto encontrar los primeros grupos de selk'nam, a los que trataron de "conquistar" con regalos como collares, brazaletes, tabaco o cerillas. Enseguida se sorprendieron de la fabulosa contextura de los selk'nam, fortalecida por sus constante actividad cazadora, siempre persiguiendo a los escurridizos guanacos.



Del mismo modo, las mujeres tenían un aspecto físico formidable, sobre todo comparada con el de los kawésqar que los franceses habían visto encerrados en la misión y que estaban afectados por terribles enfermedades. A finales de agosto, los miembros de la expedición recorrieron la Bahía San Sebastían en la costa Atlántica, donde también pudieron fotografiar a algunos selk'nam y una choza abandonada.



Tras tres meses de descanso en Punta Arenas, la expedición francesa regresó a la Tierra del Fuego a mediados de 1891 con el fin de estudiar el sur de la isla. El 19 de febrero en la zona de Cabo San Pablo, tuvieron un enfrentamiento con los indígenas, matando a un selk'nam e hiriendo de gravedad a otro. Fue Luis Fique, el subprefecto de bahía Thetis quien les acogió durante dos meses, mientras esperaban un barco que les sacara de allí. En la siguiente fotografía puede verse a un selk'nam protegiéndose junto a su familia detrás de unas ramas de árboles.




En mayo de 1891 los miembros de la expedición francesa llegan a Ushuaia, compuesta por aquel entonces por una población de un centenar de personas agrupadas entorno a la casa del gobernador argentino, además de por la misión anglicana donde sobrevivían los últimos yámanas. 
El proyecto misionero de Thomas Bridges y John Lawrence tuvo un efecto devastador sobre los canoeros yámanas que vivían en libertad en esa zona, provocando su casi total desaparición de la faz de la tierra, como testimonian dos de sus descendientes entrevistadas por la antropóloga Anne Chapman: "había que hacer lo que los misioneros ordenaban. Daban ropas y los que se vestían con esas ropas, poco después aparecían muertos" (Hermelinda Acuña) "los indios se ponían enfermos por contagio, las ropas traían enfermedades" (Cristina Calderón). En la foto que tomó Rousson, puede verse a las mujeres yámanas vestidas "a la europea".

Mujeres yámana en la misión de Ushuaia
Tras un año recorriendo el extremo más austral de América, Henri Rousson y Polydore Willems regresaron a Francia con multitud de objetos, entre los que se encontraban restos humanos de los indígenas, y una gran colección de fotografías que sirvieron para ilustrar sus conferencias por Europa. Pero, ¿cuál era la verdadera motivación del viaje de los franceses a Tierra del Fuego? Algunos autores han señalado que a fines del siglo XIX Francia buscaba un lugar donde establecer una colonia que pudiera servir de avituallamiento para los barcos que realizaban el largo viaje intraoceánico entre la metrópoli y las lejanas colonias de la Polinesia. Cinco años después Henri Rousson viajaría a Madagascar, en este caso para explorar el territorio a cuenta de las empresas francesas que querían instalarse allí.

Henri Rousson en 1897
Fuera como fuese, 125 años después de aquel viaje, las imágenes nos permiten tener una idea en conjunto de la situación que vivían a finales del siglo XIX los cuatro pueblos originarios (kawésqar, aónikenk, yámana y selk'nam). De todos ellos, solamente los selk'nam mantenían casi intacto su modo de vida, ignorantes de que en unos pocos años se iba a cernir sobre ellos una violenta persecución que acabaría con su existencia.

La descripción de este viaje puede leerse en "Voyage à la Terre de Feu", de Henri Rousson, Bulletin de la Société de Géographie Commerciale, París, 1891, donde aparece estas imágenes que han sido digitalizadas y puestas a disposición de público gracias a la página web de la Biblioteca Nacional de Francia.

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