Los Kawésqar son un
pueblo originario de la Patagonia, que habita desde hace miles de años los
canales y penínsulas del suroeste de Chile, comprendidos entre el Golfo de
Penas, el estrecho de Magallanes y la Tierra del Fuego. Nómadas canoeros que se
alimentaban principalmente de mariscos, lobos marinos, nutrias, focas y
ballenas, la familia kawésqar ocupaba una sencilla canoa donde
transportaban las pieles, palos y cortezas para construir la choza y los
utensilios necesarios para la caza y pesca. Al igual que sus vecinos
yámana, en el fondo de la embarcación conservaban permanentemente encendido un
pequeño fuego que llevaban consigo adondequiera que fuesen. Debido a la
ubicación de su territorio sobre las islas y canales más transitados por los
barcos que atravesaban el estrecho, fue un pueblo que sufrió tempranamente los
encuentros con los primeros exploradores que a la postre resultaron letales
para su modo de vida nómada. Hoy descendientes como Celina Llan Llan se
muestran orgullosos de su cultura y tradiciones y mantienen viva la llama de su
herencia ancestral. La foto es de Leon Durandin, de 1922 (2 de abril de 2015).
En 1946 llegaba a Magallanes en
Chile un joven etnólogo francés llamado Joseph Emperaire. Su misión era llevar
a cabo excavaciones arqueológicas con la finalidad de determinar la época del
primer asentamiento del ser humano en esa región. En sus múltiples viajes,
Emperaire nos legó también un excepcional estudio sobre el entorno y las
costumbres de los kawésqar de Puerto Edén, incluyendo una valiosa
colección de fotografías conservadas hoy en el Museo del Hombre de París.
Desgraciadamente, el 12 de diciembre de 1958 Joseph Emperaire falleció al ser
sepultado por un corrimiento de tierras mientras trabajaba en el sitio
arqueológico de isla Riesco. Pero nos quedan sus excepcionales escritos y
fotografías, como la de los niños kawésqar que juegan delante de una
choza en construcción, mientras al fondo se balancea suavemente una de sus
canoas. Su excepcional libro, "Los nómades del mar" está disponible
en español (Editorial LOM) y en francés (Le serpent de mer) (10 de abril de
2015).
Siglos de violencia y abusos por
parte de los navegantes europeos contra los pueblos originarios de la Patagonia
provocaron la desconfianza de los kawésqar contra los "civilizados
blancos" que transitaban por sus canales y archipiélagos. El escritor
Gaston Lemay, que recorrió a finales de 1878 el estrecho de Magallanes,
advirtió el gran temor que tenían las mujeres kawésqar a subir a bordo de los
barcos, algo que solamente se atrevían a hacer los hombres. Lemay, con
desagradable ironía interpretó correctamente la causa de este miedo, asegurando
no tener dudas sobre “la galantería exagerada de los que pasaron por aquí antes
que nosotros”. Se refería evidentemente a los abusos sexuales y violaciones de
las que habían sido objeto estas mujeres por parte de las tripulaciones de los
barcos y que no se habían borrado de la memoria colectiva de estos pueblos. En
la fotografía, un hombre kawésqar a bordo de un barco sueco en 1884
mientras, sin duda alguna, su mujer y sus hijos permanecían en la canoa.
Gracias a Diego de Paisanos Sur por
ponerme sobre la pista (2 de junio de 2015).
Los kawésqar habitaban
los canales, islas y fiordos del suroeste de Chile, entre el golfo de Penas y
el estrecho de Magallanes. Era un pueblo nómada canoero que se alimentaba
principalmente de mariscos, lobos marinos, nutrias, focas y ballenas. La
familia kawésqar ocupaba una sencilla canoa donde transportaban las
pieles, palos y cortezas para construir la choza y los utensilios necesarios
para la caza y pesca. Al igual que sus vecinos yámana, en el fondo de la
embarcación conservaban permanentemente encendido un pequeño fuego que llevaban
consigo adondequiera que fuesen. Debido a la ubicación de su territorio sobre
las islas y canales más transitados por los barcos que atravesaban el estrecho,
fue un pueblo que sufrió tempranamente los encuentros con los primeros
exploradores y marineros, lo que a la postre resultó fatal para su modo de
vida. Sus descendientes hoy tratan de poner en valor sus tradiciones y
costumbres. En la foto, una familia de kawésqar semi-vestidos con
ropas europeas fotografiadas por Carl Skottsberg en 1907 en el Canal Smith (26
de junio de 2015).
En España la fotógrafa chilena Paz
Errázuriz acaba de recibir el galardón más prestigioso del certamen PhotoEspaña
2015 por su trayectoria artística "de enorme honestidad, libertad y
valentía". Paz es autora de un conjunto de fabulosas fotografías tomadas
entre 1993 y 2002 en Puerto Edén, Chile, territorio kawésqar. Imágenes de
gran fuerza expresiva, en las que sus protagonistas son "testigos de las
grandes abominaciones del siglo veinte, rostros fisurados que buscan la mirada
sensible del espectador" y que fueron compiladas en un libro publicado en
2006 por Editorial LOM "Kawésqar, hijos de la mujer sol", con prólogo
del etnolingüista Óscar E. Aguilera. Un libro altamente recomendable y de gran
calidad artística. Gracias al trabajo de las comunidades originarias, la
cultura y tradiciones de los pueblos de América del Sur resurgen cada día con
más fuerza (2 de julio de 2015).
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