30 de junio de 2016

Kawésqar, señores del mar

Los Kawésqar son un pueblo originario de la Patagonia, que habita desde hace miles de años los canales y penínsulas del suroeste de Chile, comprendidos entre el Golfo de Penas, el estrecho de Magallanes y la Tierra del Fuego. Nómadas canoeros que se alimentaban principalmente de mariscos, lobos marinos, nutrias, focas y ballenas, la familia kawésqar ocupaba una sencilla canoa donde transportaban las pieles, palos y cortezas para construir la choza y los utensilios necesarios para la caza y pesca. Al igual que sus vecinos yámana, en el fondo de la embarcación conservaban permanentemente encendido un pequeño fuego que llevaban consigo adondequiera que fuesen. Debido a la ubicación de su territorio sobre las islas y canales más transitados por los barcos que atravesaban el estrecho, fue un pueblo que sufrió tempranamente los encuentros con los primeros exploradores que a la postre resultaron letales para su modo de vida nómada. Hoy descendientes como Celina Llan Llan se muestran orgullosos de su cultura y tradiciones y mantienen viva la llama de su herencia ancestral. La foto es de Leon Durandin, de 1922 (2 de abril de 2015).


En 1946 llegaba a Magallanes en Chile un joven etnólogo francés llamado Joseph Emperaire. Su misión era llevar a cabo excavaciones arqueológicas con la finalidad de determinar la época del primer asentamiento del ser humano en esa región. En sus múltiples viajes, Emperaire nos legó también un excepcional estudio sobre el entorno y las costumbres de los kawésqar de Puerto Edén, incluyendo una valiosa colección de fotografías conservadas hoy en el Museo del Hombre de París. Desgraciadamente, el 12 de diciembre de 1958 Joseph Emperaire falleció al ser sepultado por un corrimiento de tierras mientras trabajaba en el sitio arqueológico de isla Riesco. Pero nos quedan sus excepcionales escritos y fotografías, como la de los niños kawésqar que juegan delante de una choza en construcción, mientras al fondo se balancea suavemente una de sus canoas. Su excepcional libro, "Los nómades del mar" está disponible en español (Editorial LOM) y en francés (Le serpent de mer) (10 de abril de 2015).


Siglos de violencia y abusos por parte de los navegantes europeos contra los pueblos originarios de la Patagonia provocaron la desconfianza de los kawésqar contra los "civilizados blancos" que transitaban por sus canales y archipiélagos. El escritor Gaston Lemay, que recorrió a finales de 1878 el estrecho de Magallanes, advirtió el gran temor que tenían las mujeres kawésqar a subir a bordo de los barcos, algo que solamente se atrevían a hacer los hombres. Lemay, con desagradable ironía interpretó correctamente la causa de este miedo, asegurando no tener dudas sobre “la galantería exagerada de los que pasaron por aquí antes que nosotros”. Se refería evidentemente a los abusos sexuales y violaciones de las que habían sido objeto estas mujeres por parte de las tripulaciones de los barcos y que no se habían borrado de la memoria colectiva de estos pueblos. En la fotografía, un hombre kawésqar a bordo de un barco sueco en 1884 mientras, sin duda alguna, su mujer y sus hijos permanecían en la canoa. Gracias a Diego de Paisanos Sur por ponerme sobre la pista (2 de junio de 2015).


Los kawésqar habitaban los canales, islas y fiordos del suroeste de Chile, entre el golfo de Penas y el estrecho de Magallanes. Era un pueblo nómada canoero que se alimentaba principalmente de mariscos, lobos marinos, nutrias, focas y ballenas. La familia kawésqar ocupaba una sencilla canoa donde transportaban las pieles, palos y cortezas para construir la choza y los utensilios necesarios para la caza y pesca. Al igual que sus vecinos yámana, en el fondo de la embarcación conservaban permanentemente encendido un pequeño fuego que llevaban consigo adondequiera que fuesen. Debido a la ubicación de su territorio sobre las islas y canales más transitados por los barcos que atravesaban el estrecho, fue un pueblo que sufrió tempranamente los encuentros con los primeros exploradores y marineros, lo que a la postre resultó fatal para su modo de vida. Sus descendientes hoy tratan de poner en valor sus tradiciones y costumbres. En la foto, una familia de kawésqar semi-vestidos con ropas europeas fotografiadas por Carl Skottsberg en 1907 en el Canal Smith (26 de junio de 2015).


En España la fotógrafa chilena Paz Errázuriz acaba de recibir el galardón más prestigioso del certamen PhotoEspaña 2015 por su trayectoria artística "de enorme honestidad, libertad y valentía". Paz es autora de un conjunto de fabulosas fotografías tomadas entre 1993 y 2002 en Puerto Edén, Chile, territorio kawésqar. Imágenes de gran fuerza expresiva, en las que sus protagonistas son "testigos de las grandes abominaciones del siglo veinte, rostros fisurados que buscan la mirada sensible del espectador" y que fueron compiladas en un libro publicado en 2006 por Editorial LOM "Kawésqar, hijos de la mujer sol", con prólogo del etnolingüista Óscar E. Aguilera. Un libro altamente recomendable y de gran calidad artística. Gracias al trabajo de las comunidades originarias, la cultura y tradiciones de los pueblos de América del Sur resurgen cada día con más fuerza (2 de julio de 2015).


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