9 de octubre de 2014

Patagonia: encuentran las huellas de pueblos "desaparecidos"

Artículo de Cristina L'Homme en el periódico digital francés Rue89 (el original en francés)

La antropología y la arqueología actúan como un espejo cuando nos impulsan a explorar y descubrir lo que es universal en la experiencia humana. Lo que nos une a los pueblos del pasado y que constituye hoy el fundamento de nuestra identidad.
Esta idea es la que reunirá, del 20 al 25 de octubre, en Coyhaique en la Patagonia chilena, a un centenar de investigadores venidos del mundo entero, para la novena edición de las Jornadas de arqueología de la Patagonia. Un acontecimiento único que se celebra desde hace 30 años en esta región mítica de los confines de la tierra, a caballo entre Argentina y Chile, y que hace soñar a Europa entera desde el siglo XVI, si tenemos en cuenta lo que las palabras "Patagonia", "Tierra del Fuego" y "Cabo de Hornos" producen en el inconsciente colectivo del viejo continente.


Para dar vida al mito, hace falta que los investigadores reconstruyan la historia y los modos de vida de los que vivieron allí. Los pueblos autóctonos de estas comarcas, los Selknam (u Onas), Tehuelche, Yagans (o Yámanas), Kawésqar (o Alakalufs), han prácticamente desaparecido, víctimas generalmente de enfermedades contagiosas (sífilis, sarampión, rubeola, tuberculosis) a partir de la instalación de los colonos en la región. Un grupo, el de los Selknam, fue incluso objeto de un verdadero genocidio a finales del siglo XIX. Hoy no quedan más que una mujer yámana en Puerto Williams (frente a Ushuaia), y algunos Alakalufs en Puerto Edén hablando todavía su lengua ancestral.

Es a esta tarea minuciosa y extensa a la que investigadores como Dominique Legoupil se consagran diariamente. Directora de la misión arqueológica francesa en la Patagonia, esta apasionada de las tierras australes chilenas que descubrió mediante el contacto con una pareja de antropólogos, José y Annette Emperaire, conoce mejor que nadie esta tierra plagada de canales, este mar repleto de islotes, que excava y examina desde hace 35 años.

Especialista en los "canoeros", los nómadas marinos de la Patagonia y la Tierra del Fuego, presenta en Coyhaique un documental etnográfico que data de 1925: "Viaje a la Tierra del Fuego" de Paul Castelnau y Joseph Mandement, sin duda el más antiguo testimonio animado sobre los Alakalufs. Entrevista.

Rue89: Háblenos de este documental etnográfico, de 1925, que ha encontrado...


Dominique Legoupil: Castelnau, que era doctor en geografía, fotógrafo y cineasta, había sido enviado por la Sociedad de Geografía francesa a la Tierra del Fuego, con el objetivo de traer documentación cinematográfica sobre los habitantes de esa región. Fletó un barco en Punta Arenas - el Júpiter - y contrató a un piloto, Albert Pagels, famoso por haber ayudado, durante la guerra del 14-18, a un crucero alemán, el Dresden, a escapar de la flota angloamericana lanzada en su persecución en los archipiélagos de la Patagonia.


La navegación debía llevar a la expedición cinematográfica, en condiciones muy precarias, hasta el Cabo de Hornos pasando por el estrecho de Magallanes, el canal Beagle y Ushuaia.

La película es muda y dura alrededor de media hora. He encontrado el diario del operador, que narra como los Alakalufs no querían al principio ser filmados. Se les ve sin embargo, en un lugar impreciso, probablemente cerca del puerto de carbón de Puerto Ramírez sobre la península Muñoz Gamero, construir una cabaña sobre la playa y dedicarse a diversas actividades. Se puede apreciar su manera de comer, de simular sus ritos. Más tarde, en el canal Beagle, el cineasta ha filmado a los Yámanas fabricando cestas de mimbre, pintándose la cara o cazando delfines con sus arpones.

Los comentarios insertados en la película transmiten a menudo los prejuicios de la época. Son generalmente peyorativos para los Alakalufs considerados como menos civilizados que los Yámanas. Se llega a la conclusión también que ciertos pasajes son el resultado de una puesta en escena pedida por el cineasta como era también frecuente en la época. Eso no le quita emotividad a la película; es el único documento filmado donde se puede ver vivir a los pueblos originarios hoy desaparecidos. Hasta el momento no habíamos visto más que fotografías, imágenes fijas, grabadas en placas de cristal.

Has centrado tus investigaciones sobre los canoeros, los Alakalufs, ¿puedes contarnos cómo vivían?

Se desplazaban en familia en sus canoas hechas con corteza. Mientras que la mujer remaba en la parte trasera de la embarcación, el hombre acechaba delante - con su arpón - a peces y mamíferos marinos. En medio de la canoa, sobre una cama de tierra y piedras, un pequeño fuego estaba permanentemente encendido bajo la vigilancia de los niños que tenían igualmente el encargo de achicar el agua que se infiltraba por las costuras de la corteza. En cada parada, el fuego que servía tanto de calefacción como para cocer los alimentos, era reavivado dentro de la choza que los indios canoeros construían en la playa.



La duración de su estadía en una playa dependía mucho de los recursos disponibles pero nunca era muy larga, a menudo del orden de unos días, con el fin de no agotar los recursos (peces, pinnípedos, pájaros, huevos). En caso de problemas, siempre era posible encontrar una bahía rica en moluscos (sobre todo mejillones) que representaban una fuente de recursos alimentarios muy segura y predecible.


¿Qué sabemos sobre su origen?


Todavía no conocemos su origen. La hipótesis de que se trata de cazadores terrestres llegados a través de las grandes pampas atlánticas, y que se adaptaron voluntaria o forzosamente al territorio marítimo, parece difícilmente verificable a primera vista, ya que las diferencias entre cazadores terrestres y marítimos eran demasiadas en la última época, en el plano físico, lingüístico, económico y cultural. Sin embargo, la hipótesis no puede ser totalmente descartada puesto que desde hace 6 o 7.000 años los cambios pueden haber sido drásticos.

La otra teoría, que preconiza que se trata de poblaciones marítimas que habrían bordeado la costa del Pacífico, para luego navegar hasta el extremo sur del continente americano, parece más lógica. Pero no tenemos ninguna certeza al respecto.
Encontrar la respuesta en los fiordos y los canales que constituyen el territorio que yo examino (un verdadero laberinto), no es fácil puesto que es necesario tener en cuenta los cambios debidos a las variaciones del nivel del mar y a la tectónica.

¿En qué momento su existencia es puesta en peligro y por qué?

Los cazadores-recolectores canoeros vivían en la vertiente marítima de la Patagonia desde al menos 6.000 años. Sobrevivieron hasta el siglo XX y jamás evolucionaron ni hacia la ganadería ni hacia la agricultura.
A partir del siglo XVI tuvieron conctacto con los navegantes europeos. Particularmente, este año, hemos descubierto, entre el montón de desperdicios de un campamento alakaluf, monedas de plata procedentes de las minas del Potosí, a la salida del estrecho de Magallanes, en una bahía frecuentada por filibusteros franceses. Esto demuestra que allí tuvieron contacto con los indígenas. Los filibusteros utilizaban sin duda estas monedas como monedas de cambio, sabiendo que los indígenas estaban muy interesados en el metal, el vidrio y otras baratijas (recordemos el espejo que Bougainville había regalado a los canoeros y que un muchacho había masticado, debido a lo cual falleció).


Encontramos igualmente en este yacimiento clavos de carpintero que los Alakalufs utilizaban para fabricar sus puntas de flecha en piedra (¡un clavo de metal era más letal que un hueso!). El encuentro con los filibusteros terminó mal; los Alakalufs masacraron a dos marineros y los piratas asesinaron a diecisiete indígenas como represalia.

Después de los filibusteros, es el turno de los corsarios de Luis XIV que se instalaron en la región con el objetivo de establecer una factoría que debía favorecer el comercio de Francia con Chile y Perú. El proyecto no pudo llevarse a buen fin pero nos ha permitido recoger datos valiosos sobre los indios del estrecho, e incluso magníficas acuarelas que los representaban.
Pero estos encuentros han sido ocasionales; es sobre todo hacia finales del siglo XIX que se producen los contactos con los europeos, que les han transmitido enfermedades contagiosas que han devastado a los grupos indígenas de la región...

En este sur del sur del Mundo, una de las regiones más lluviosas del globo y de las más ventosas, las temperaturas pueden descender por debajo de los 0 grados, sobre todo en Tierra del Fuego. ¿Cómo se protegían del frío los canoeros?


Generalmente, iban desnudos o llevaban simples capas de piel de otarios, ya sea de leones de mar, con el pelo más corto, ya sea de lobos marinos, con una buena piel. Estas capas se llevaban con el pelo hacia afuera (al contrario que los cazadores terrestres continentales). Pero siempre les era necesario tener cerca un fuego para calentarse.



Los europeos les proporcionarán ropas usadas, de tela, completamente inadaptadas ya que no eran impermeables y no se secaban. Además, estas ropas húmedas eran frecuentemente transmisoras de enfermedades...

Sus últimas excavaciones se han llevado a cabo en el yacimiento de Offing en mitad del estrecho de Magallanes, en un pequeño islote vecino a la gran isla Dawson...

Es un sitio clave porque se encuentra exactamente en el centro de todo; intermediario entre los cazadores terrestres de la Tierra del Fuego y los cazadores marinos de los archipiélagos, y a mitad de camino entre los dos focos de poblamiento marítimo, la península Brunswick/mar de Otway y el canal Beagle. Este yacimiento está formado por una sucesión de campamentos de cazadores-recolectores llegados, a veces de manera estacional, entre hace 4.000 años y hasta el año mil después de cristo.

Allí hemos encontrado restos de albatros, de peces de las profundidades marinas y de otarios. Sabemos igualmente que comían ballenas, aunque la caza de los grandes cetáceos debía ser excepcional y los testimonios son poco frecuentes. La mayor parte del tiempo se contentaban con aprovechar el varamiento de los animales enfermos o moribundos. Por el contrario, cazaban habitualmente grandes leones de mar y delfines con sus arpones de punta de hueso de los que hemos encontrado algunos en el yacimiento.

Hemos encontrado también "momias" en las grutas, en realidad, se trata de cuerpos desecados debido al efecto de corrientes de aire a pesar de la humedad de los archipiélagos. En ocasiones, estos yacimientos ya habían sido visitados...
Según una vieja leyenda, el corsario Drake habría enterrado su tesoro en las cuevas de los archipiélagos de la Patagonia. Esto explica que desde hace décadas, y sin duda desde hace siglos, los pescadores y navegantes que recorren la zona no pueden ver una gruta sin resistirse a ver lo que esconde en su interior. Las grutas más visibles han sido frecuentemente saqueadas.

PARA SABER MÁS

HYADES, P., DENIKER, J., 1891. « Anthropologie et ethnographie ». In : Mission Scientifique du Cap Horn (1882-1883), vol. VII. Paris, Gauthier-Villars et Fils.
LEGOUPIL Dominique 1995 - « Des indigènes au Cap Horn : conquête d’un terrain et modèle de peuplement aux confins du continent sud-américain ». Journal de la Société des américanistes. Tome 81 : 9-45.
LEGOUPIL Dominique et SELLIER Pascal. 2004 - « La Sepultura de la cueva Ayayema (isla Madre de Dios, archipiélagos occidentales de Patagonia) ». Magallania. Universidad de Magallanes. Punta Arenas – Chile. Volumen 32.
LEGOUPIL Dominique – « Le Peuplement maritime de Patagonie et Terre de feu : Finis terrae ou Finis mare ? Peuplement et préhistoire en Amériques ». Ed. CTHS, doc préhistoriques, 2011, n° 27 : 287-299.
ORQUERA Luis Abel. LEGOUPIL Dominique. PIANA Ernesto L., 2




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